Ahora que volvemos de las vacaciones empezamos a incorporar algo más de estrés en nuestra rutina diaria.
Cuando las personas están bajo estrés emocional tienden a abandonar hábitos saludables y tomar alimentos azucarados, fumar, beber más alcohol y olvidarse del cepillo y el hilo dental, lo que promueve el crecimiento de bacterias. Convirtiéndose en uno de los mayores factores de riesgo de las enfermedades de encías y dientes.
¿Cuáles son los 5 principales efectos que el estrés provoca en nuestros dientes y encías?
- Gingivitis: Al realizar una peor higiene bucal, la inflamación gingival es más notable entre los dientes. Esta inflamación e infección que destruyen los tejidos de soporte de los dientes se puede extender, produciéndose una periodontitis.
- Periodontitis: La enfermedad de las encías o periodontitis es un proceso inflamatorio que afecta a la encía, al hueso y al ligamento periodontal. Es irreversible, y si no se trata, provoca la pérdida de dientes. Por lo que un diagnóstico a tiempo es muy importante para evitar lesiones no reversibles.
- Bruxismo: con el estrés apretamos y rechinamos los dientes de forma involuntaria (se realiza principalmente durante el sueño aunque muchas veces se puede presentar durante el día.), por lo que si no se trata de manera adecuada puede provocar el desgaste y fractura de las piezas dentales, e incluso dolores musculares en la zona de la mandíbula, sensación de cansancio en la cara, y molestias de cabeza y cervicales.
- Sequedad bucal y caries: con el estrés se reduce la producción de saliva, haciendo que nuestra boca se deshidrate y que aumente la probabilidad de sufrir xerostomía. La xerostomía irrita los tejidos blandos de la boca, facilitando la aparición de infecciones y caries, e incluso contribuye al mal aliento.
- Herpes y Aftas: al estar sometidos a altos niveles de estrés bajan las defensas e incrementa las probabilidades de que aparezcan estas pequeñas úlceras que tan molestas nos resultan.
Te recomendamos 7 hábitos que te ayudarán a mantener sanos los dientes y las encías durante mucho tiempo:
- Cepillarse los dientes al menos dos veces al día y siempre antes de acostarnos
- Usar seda o hilo dental una vez al día.
- Llevar una dieta lo más sana posible (rica en fruta y verduras, ya que contienen una gran cantidad de antioxidantes y ayudan a la desaparición de las inflamaciones).
- Si las llagas y heridas no se curan, o si notamos alguna molestia o anomalía en la encía o en los dientes, debemos acudir a un dentista inmediatamente.
- Visitar al dentista regularmente, al menos una vez al año para asegurar el buen estado de nuestros dientes.
- Poner en práctica técnicas para controlar el estrés que hagan nuestra vida más plena.
- Y por último queremos añadir uno: sonreír 🙂
En la salud bucodental, la mejor arma es prevenir. Por eso te invitamos a que vengas a conocernos y realices una primera visita diagnóstica totalmente gratuita.
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Fuentes
http://www.biolifesas.org/contentsJBRHA.htm